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Vitamina D y su impacto en la prevención de preeclampsia

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    NUTRASCIENDE CUCS
  • 27 nov
  • 6 Min. de lectura

Camberos Cruz Daniela Lizbeth¹., Navarrete Barbosa Jacqueline¹.


Licenciatura en Nutrición, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara.

Resumen Gráfico elaborado con NotebookLM

Introducción 

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta múltiples cambios fisiológicos y metabólicos que requieren una nutrición adecuada para garantizar la salud de mamá y bebé, entre los nutrientes clave está la vitamina D, no solo por su papel en el fortalecimiento de los huesos, sino también por su influencia en el sistema inmunológico y en los vasos sanguíneos. Diversas investigaciones han relacionado esta deficiencia con complicaciones como la preeclampsia, un trastorno que aumenta la presión arterial y es potencialmente grave. En este artículo, exploraremos la función de esta vitamina, mecanismos, factores de riesgo y estrategias para prevenir deficiencias con una adecuada intervención nutricional2


Vitamina D, una gran aliada en la maternidad.

Cuando llega la etapa de la maternidad, cada decisión representa un riesgo o un beneficio tanto para mamá como para el bebé, entre los múltiples nutrientes que acompañan esta travesía, en la actualidad se ha demostrado que la vitamina D puede jugar un papel importante beneficiando la salud materno-fetal, ya que protege de complicaciones que se presentan en esta etapa, entre ellas la preeclampsia. La preeclampsia es una complicación del embarazo que aparece después de la semana 20 de gestación, es una de las principales causas de mortalidad materna y perinatal en el mundo. La preeclampsia se caracteriza por la presencia de presión arterial elevada y en consecuencia se genera daño en el riñón y el hígado, órganos vitales que de forma respectiva eliminan toxinas y producen bilis, es decir, limpian el cuerpo y ayudan al proceso digestivo. 

La preeclampsia afecta aproximadamente a 4 millones de mujeres embarazadas cada año, dejando una secuela de 70 mil muertes maternas y 500 mil muertes neonatales, por lo que representa un problema de salud pública y es imprescindible entender sus causas para poder prevenirla1. Partiendo de esta información es donde la Vitamina D comienza a ser protagonista. 

Si aún queda duda de qué tiene que ver la vitamina D con esto, es sencillo, en los estudios revisados se encontró que niveles bajos de vitamina D representan mayor riesgo o probabilidad de desarrollar preeclampsia. Esto tiene una explicación científica; las mujeres con niveles bajos de vitamina D (hipovitaminosis D) presentan una menor concentración de la forma activa de vitamina D (el calcitriol).   lo que genera un desequilibrio en todo el cuerpo, afectando el embarazo y el sistema que lleva el control de la presión arterial así que este se ve descontrolado, por lo que la presión arterial aumentará y habrá un desequilibrio electrolítico y de los líquidos corporales3. Esto muestra que la vitamina D no solo tiene un efecto directo sobre la salud de los huesos como se suele creer, sino también sobre sistemas reguladores del cuerpo que pueden determinar el curso de un embarazo mediante una alimentación balanceada.


Una vitamina que protege la placenta.

El cuerpo humano funciona de manera perfecta, todo está alineado y sincronizado, lo cual significa que, si algo cambia, todos los demás procesos se ven afectados. Viéndolo de esa forma, en la preeclampsia, al tener niveles bajos de vitamina D, la función (endotelial) que realiza nuestro cuerpo para que los vasos sanguíneos expandan de manera eficiente, se ve alterada, lo cuál va a provocar que no se abran de manera normal, dificultando la formación de nuevos vasos sanguíneos, que son primordiales para la salud de la placenta, ya que sin ellos se podrían generar elevación de la presión arterial, contribuyendo directamente al desarrollo de preeclampsia y otras complicaciones del embarazo (aborto espontáneo, diabetes gestacional, parto prematuro)4

Los mecanismos implicados en ello son 3: imaginemos que los personajes A y B trabajan juntos todos los días fabricando nueva sangre para que nuestro cuerpo funcione; aproximadamente en la semana 20 de embarazo llega el personaje C, y les propone mediante engaños unirse a él para poder generar más y más sangre, entonces A y B aceptan la colaboración creyendo que es la mejor decisión que pueden tomar para poder proteger aún más al bebé y a la mamá del cuerpo al que pertenecen, entonces van al sitio de reunión, firman un contrato y se dan cuenta demasiado tarde que C era malo y el contrato decía que se quedarían pegados a él sin volver a trabajar jamás; así que con A y B fuera de servicio, la salud de la placenta se ve afectada y genera problemas al evitar que el cuerpo continúe con su función normal. La vitamina D ha mostrado que tiene la capacidad para restaurar la formación de vasos sanguíneos en condiciones de preeclampsia, lo que refuerza su papel protector durante el embarazo4

La prevención es la mejor medicina.

De manera generalizada, no todas las embarazadas necesitan suplementos, pueden cuidar el aporte de esta vitamina teniendo como mínimo una ingesta de 400 UI por día, lo cual puede lograrse mediante una dieta rica en esta vitamina, que incluya pescado azul (salmón, atún, sardinas; 100 g aportan 200–600 UI), lácteos fortificados (1 taza aporta 100 UI), yemas de huevo (1 pieza aporta 40 UI) y una exposición solar de 15 a 20 minutos al día. Estas recomendaciones son para una mujer sin riesgo de deficiencia, sin obesidad ni piel oscura.

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Entonces, ¿con qué cantidad de vitamina D necesitan suplementarse las mujeres embarazadas que presentan deficiencia? Aún no existe una cantidad exacta; se sugiere que sea una dosis superior a 400 UI diarias, pero sin rebasar las 4000 UI diarias, ya que está demostrado que no aporta un mayor beneficio e incluso podría ser perjudicial al generar efectos no deseados. En mujeres embarazadas con riesgo de deficiencia, se recomienda ajustar la dosis entre 400–2000 UI diarias y realizar mediciones de sus niveles. Es importante recordar que la suplementación debe ser completamente individualizada, considerando hábitos, condiciones de salud preexistentes y los niveles de vitamina D en sangre y que debe ser indicada por un profesional de la salud (médico o nutriólogo). Es importante que las mujeres embarazadas reciban la información adecuada, cuenten con orientación médica y conozcan la importancia de mantener niveles óptimos de esta vitamina, así como valorar si la suplementación es necesaria 3, 5. El rol del personal de salud en la educación nutricional sobre este tema es esencial para que las futuras madres puedan tomar decisiones informadas, considerando cuáles son los beneficios y cuáles son los posibles riesgos de una suplementación innecesaria.

Es importante resaltar cómo los niveles de vitamina D pueden estar relacionados con otros problemas que se presentan en el embarazo, tales como la diabetes gestacional, parto prematuro y depresión postparto, sin olvidar que un estudio reciente menciona que su suplementación con 400 a 600 UI al día es capaz de reducir hasta un 27% el riesgo de preeclampsia. Estas cifras hacen ver a la vitamina D como la solución a todos los problemas, pero es fundamental recordar que su impacto positivo se logra como parte de un enfoque integral de atención prenatal, ya que  esto representa las vidas salvadas, madres e hijos que lograron llegar al término del embarazo de manera óptima y sin complicaciones 2, 3. La preeclampsia es una complicación del embarazo que no tiene cura, hasta el momento del parto, por lo que la prevención es la mejor opción en todos los escenarios, el encontrar asociaciones positivas con la vitamina D, representa un verdadero logro para la salud pública, y las futuras madres, abriendo una puerta para mejorar los protocolos de atención prenatal y así reducir la carga global de enfermedades relacionadas con el embarazo. 

Conclusiones 

Garantizar niveles adecuados de vitamina D durante el embarazo es una medida sencilla pero con un impacto significativo que marca una gran diferencia en el desarrollo del embarazo, su efecto protector frente a la preeclampsia resalta lo importante que es la prevención nutricional como parte de un cuidado integral prenatal, es fundamental entender que la suplementación no debe ser la primera opción, priorizar una alimentación equilibrada rica en fuentes naturales de vitamina D y exposición solar es la clave, solo en caso de que estas medidas no sean suficientes y tras una valoración médica, se debe considerar la suplementación, siempre bajo la supervisión y acompañamiento de un profesional de la salud, cuidar estos niveles no solo protege, sino que da tranquilidad y esperanza a las madres de poder vivir un embarazo más saludable, con menos complicaciones y mayor bienestar para ambos. 


Imagen generada con Nano Banana Pro a partir del artículo
Imagen generada con Nano Banana Pro a partir del artículo

Referencias

  1. Chien MC, Huang CY, Wang JH, Shih CL, Wu P. Effects of vitamin D in pregnancy on maternal and offspring health-related outcomes: An umbrella review of systematic review and meta-analyses. Nutr Diabetes. 2024;14(1):35. DOI: 10.1038/s41387-024-00296-0

  2. De Santiago Arozamena A. Implicación de la vitamina D sérica durante el embarazo, en los resultados obstétricos y perinatales. MLS Health & Nutrition Research. 2023;2(2). Disponible en: https://www.mlsjournals.com/MLS-Health-Nutrition/article/view/2261

  3. Zhang H, Wang S, Tuo L, Zhai Q, Cui J, Chen D, et al. Relationship between Maternal Vitamin D Levels and Adverse Outcomes. Nutrients. 2022;14(20):4230. DOI: 10.3390/nu14204230

  4. Várbíró S, Takács I, Tűű L, Nas K, Sziva RE, Hetthéssy JR, et al. Effects of Vitamin D on Fertility, Pregnancy and Polycystic Ovary Syndrome—A Review. Nutrients. 2022;14(8):1649. DOI: 10.3390/nu14081649

  5. González-Wong C, Fuentes-Barría H, Aguilera-Eguía R, Urbano-Cerda S, Vera-Aguirre V. El rol de la vitamina D sobre el riesgo de preeclampsia: Revisión narrativa. Rev Chil Nutr. 2021;48(1):118-125. DOI: 10.4067/S0717-75182021000100118

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