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Patrones dietéticos y obesidad ¿cómo se relacionan?

  • Foto del escritor: NUTRASCIENDE CUCS
    NUTRASCIENDE CUCS
  • 14 jul
  • 9 Min. de lectura

Actualizado: 29 ago

Casillas Auzeta Daniela Lizeth

Flores Vázquez Ana Silvia


Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara

ᵃ Estudiante de la Licenciatura en Nutrición

ᵇ Estudiante del Doctorado en Ciencias de la Nutrición Traslacional (DCNT)

Un hábito alimentario o comportamiento alimentario se refiere a las acciones relacionadas a la selección e ingesta de un alimento por sobre otro;1 algunos hábitos alimentarios se consideran favorables y otros perjudiciales para la salud. Sin embargo, las personas contamos con diferentes hábitos alimentarios que en conjunto se denominan “patrón dietético o patrón de consumo alimentario”, por lo tanto, este se define como el conjunto de alimentos que una persona, familia o comunidad eligen para su consumo habitual, con una frecuencia estimada de por lo menos una vez al mes, o bien, que estos productos tengan un arraigo en sus preferencias alimentarias, es decir, la forma en la que se acostumbra a comer.2 

Un patrón dietético saludable se refiere a la elección de alimentos de manera variada, no perjudicial y equilibrada, para obtener los nutrientes que nuestro cuerpo requiere en la proporción y cantidad adecuada para gozar de una buena salud. Esto incluye el consumo de verduras (zanahoria, lechuga, tomate), frutas (naranja, fresas, plátano), cereales integrales (tortilla de maíz, avena, arroz integral), grasas saludables (aguacate, semillas) y proteínas, que se pueden encontrar en alimentos de origen animal (huevo, pescado, pollo, carnes rojas magras y productos lácteos bajos en grasa) y en alimentos de origen vegetal (frijoles, lentejas, frutos secos, semillas, etc.).3

Se ha demostrado que los patrones de alimentación juegan un papel muy importante en la ganancia y mantenimiento del peso corporal, así como en la salud en general, por lo que se han investigado diferentes patrones dietéticos y el impacto que estos pueden tener en el desarrollo o prevención de enfermedades.4


Obesidad

La obesidad es actualmente la enfermedad más común y ha ido incrementando su frecuencia en la población a lo largo de los años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como una “acumulación excesiva o anormal de grasa que puede ser perjudicial para la salud”, ya que aumenta el riesgo de diversas enfermedades, como diabetes tipo 2, problemas del corazón y algunos tipos de cáncer.5 El dato más común para el diagnóstico de esta enfermedad es el Índice de Masa Corporal (IMC), que considera la relación que existe entre el peso y la estatura de la persona. Al contar con un IMC igual o superior a 25 kg/m2, se cataloga como sobrepeso, y si el IMC llega a ser igual o mayor de 30 kg/m2, entonces se considera obesidad. Sin embargo, este indicador tiene algunas limitaciones, pues no distingue entre el peso magro (proveniente de músculos y huesos) y el peso proveniente de grasa, por lo que para confirmar el diagnóstico se deben considerar otros indicadores, como el porcentaje de grasa corporal o la circunferencia de cintura.5


Relación del patrón dietético con la obesidad

La principal causa de esta enfermedad se debe a un desequilibrio energético entre las calorías consumidas por medio de los alimentos y las gastadas por medio de los procesos vitales del organismo (como la respiración, circulación, etc.)  y de la actividad física; en donde el motivo principal de este desequilibrio energético se relaciona al consumo de alimentos ricos en grasas o azúcares, que suelen contener una cantidad excesiva de calorías.5 Sin embargo, la investigación ha demostrado que contar calorías y nutrientes ya no es suficiente para el abordaje de las enfermedades crónicas, se debe considerar también la calidad y el nivel de procesamiento de los alimentos, así como la combinación de distintos alimentos, es decir, los patrones dietéticos.4



Patrón no saludable: dieta occidental

El patrón dietético occidental o también llamado “dieta occidental”, es el más frecuente hoy en día, debido a la poca organización o preparación que requiere para las comidas, no existen horarios establecidos en la realización de ellas y son más fáciles y rápidas de conseguir. La dieta occidental se caracteriza por un consumo excesivo de alimentos con niveles elevados de grasas saturadas (no saludables) y azúcares, como comida rápida y alimentos ultraprocesados (que pasan por muchos procedimientos antes de consumirlos, como botanas, postres, golosinas y bebidas azucaradas), así como alimentos de origen animal, en donde sobresale la ingesta de carnes rojas y embutidos; además, existe un bajo consumo de fibra (frutas, verduras, cereales integrales, leguminosas y semillas) y un consumo frecuente de bebidas alcohólicas.6

Un estudio realizado en España, confirma que existe un gran incremento del peso corporal (especialmente proveniente de grasa corporal) al combinar un estilo de vida sedentario y la práctica de una dieta occidental, lo que identifican como la principal causa de padecer obesidad.7 Otro estudio en España, también muestra que comer más calorías está relacionado con la obesidad, sobre todo cuando la dieta se basa en alimentos ultraprocesados; este tipo de comida suele tener mucha azúcar y grasas no saludables, además de gran cantidad de aditivos alimentarios. Se ha observado un aumento en el consumo de este tipo de alimentos en las últimas décadas, por lo que se han convertido en algo esencial para la dieta de algunas poblaciones. Como resultado, la gente ha dejado de consumir alimentos más naturales y saludables, que contengan fibra, carbohidratos y grasas buenas; esto ha hecho que la obesidad sea cada vez más común.8 


Patrones dietéticos saludables: dieta mediterranea, DASH y milpa


Dieta Mediterranea

La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de verduras, leguminosas, frutas y cereales, alto o moderado consumo de pescados (para la obtención de omega 3, la cual es grasa saludable que ayuda a proteger el corazón, cuidar el cerebro, y a disminuir la inflamación en el cuerpo.), un bajo consumo de grasas saturadas como embutidos, crema o mantequilla (que si se consumen en exceso pueden dañar al corazón) y consumo moderado de grasas insaturadas (grasas saludables que cuidan al cuerpo, sobre todo al corazón), ya que el ingrediente principal para las preparaciones de alimentos es el aceite de oliva; también se incluye el consumo bajo o moderado de lácteos bajos en grasa y un consumo moderado de alcohol, principalmente vino. A este patrón dietético se le han atribuido beneficios como cuidar y proteger a las células del cuerpo que ayudan a prevenir el envejecimiento y a tener un buen funcionamiento en el organismo, reducir inflamación y cuidar los niveles de acidez en el cuerpo, lo que puede contribuir a una disminución de peso y de grasa corporal, además, prevenir problemas del corazón y problemas con el azúcar en la sangre.9

Un estudio en España en personas con obesidad (de 55 a 57 años), comparó dos dietas durante un año: una mediterránea y otra equilibrada (dieta que proporciona proteínas, grasas y carbohidratos en las proporciones recomendadas). El grupo que siguió la dieta mediterránea bajó más de peso (3.2 kg vs 0.7 kg), se encontró una cintura más delgada, el azúcar y las grasas en sangre mejoraron (como colesterol total y triglicéridos), y disminuyó la inflamación en el cuerpo. Los investigadores concluyeron que este tipo de alimentación ayuda a reducir grasas en sangre y cuidar el corazón en adultos con obesidad.10


Dieta DASH

Otra de las dietas relacionadas con la disminución de peso, es la dieta DASH (llamada así por sus siglas en inglés Dietary Approaches to Stop Hypertension, es decir, enfoques dietéticos para detener la hipertensión), esta dieta fue planteada inicialmente para pacientes con presión arterial elevada, debido a que se caracteriza por una cantidad baja de sodio en la dieta (de 1,500 a 2,300 mg/día), además, de incorporar en la dieta frutas, verduras, productos lácteos bajos en grasa, leguminosas, semillas, pescado, carnes magras y aves, y reducir o evitar el consumo de carnes rojas, dulces, bebidas o alimentos altos en azúcar y bebidas alcohólicas.11 Lo que hace que sea un patrón de alimentación como la OMS lo recomienda, y que sea de utilidad para la prevención y tratamiento de enfermedades relacionadas con la presión arterial elevada, como la obesidad o las enfermedades al corazón.12 

Varios estudios han comprobado su eficacia, por ejemplo, un estudio realizado en Canadá, con más de 6,800 adultos con obesidad, comparó durante un año dos tipos de alimentación para ver cuál ayudaba más al corazón y al metabolismo: la dieta DASH y la dieta Portfolio (que reemplaza productos animales por alimentos a base de soya, como tofu o leche de soya). Ambas dietas ayudaron a bajar el azúcar y la grasa en sangre, el peso y la medida de cintura, pero la dieta DASH tuvo mejores resultados, sobre todo en la reducción de peso y en la prevención de enfermedades del corazón y metabólicas (como diabetes o hipertensión), siendo más efectiva para personas con obesidad.13


Dieta de la Milpa

Finalmente, la dieta de la milpa, originaria de Mesoamérica, tiene como objetivo el seguir la alimentación tradicional de la cultura, haciendo que la alimentación sea saludable, amigable con el planeta y fácil de conseguir. Esta dieta se caracteriza por el consumo principalmente de alimentos como el frijol, calabaza, chile y maíz, sin embargo, dependiendo de la región puede incluir otros alimentos como el jitomate, tomatillo, carnes rojas magras, huevos, aves o plantas medicinales. Este patrón alimentario busca disminuir el consumo de una dieta occidental o basada en alimentos ultraprocesados, optando por una dieta más natural y tradicional de nuestros antepasados.14

Esta dieta, por sus alimentos principales, puede aportar un adecuado consumo de proteínas de alta calidad (al combinar cereales y leguminosas), cuidar y proteger a las células del cuerpo que ayudan a prevenir el envejecimiento y a tener un buen funcionamiento en el organismo, ya que ayuda a que el sistema nervioso funcione bien, aumenta las bacterias buenas del intestino y probablemente ayuda a bajar el azúcar en la sangre y el peso corporal; siendo esta otra dieta adecuada para pacientes con obesidad.14 Sin embargo, cabe mencionar que no se encontraron estudios sobre la dieta de la milpa y su relación con la obesidad, es necesario realizar mayor investigación sobre los beneficios de esta dieta.


Conclusiones

En conclusión, seguir una alimentación saludable es clave para prevenir enfermedades, especialmente la obesidad, que puede causar muchos otros problemas de salud. La dieta mediterránea es una buena opción, gracias a que los alimentos que la conforman cuidan y protegen a las células del cuerpo y ayudan a reducir la inflamación, pero puede ser costosa o difícil de seguir en México. En cambio, la dieta DASH ofrece más opciones accesibles y también da buenos resultados. Finalmente, la dieta más cercana a la cultura mexicana es la dieta de la milpa, ya que usa ingredientes comunes como maíz, frijol, calabaza y chile, que son saludables, económicos, fáciles de conseguir y amigables con el planeta. Lo más importante es elegir una dieta que se adapte a los gustos, costumbres y posibilidades de cada persona o familia, siempre que sea saludable y se acompañe de actividad física diaria, tanto para prevenir como para tratar la obesidad y otros problemas de salud relacionado, como azúcar o grasas altas en la sangre.


Referencias

  1. Hun N, Urzúa A, López-Espinoza A, Escobar N, Leiva J. Comportamiento alimentario y bienestar psicológico en población universitaria en el norte de Chile. Arch Latinoam Nutr. 2019; 69(4): 202-208.

  2. UNAM. Patrón alimentario: elemento clave en la salud familiar. Acceso: 02 de julio del 2025. Disponible en: https://www.personal.unam.mx/Docs/Cendi/patron-alimentario.pdf

  3. Office of Disease Prevention and Health Promotion. Las Pautas Alimentarias para los Estadounidenses, 2015-2020 - Cómo crear un patrón de alimentación saludable. 8°ed. Estados Unidos de América: ODPHD; 2017:1-3.

  4. Viola L, Noel G, Defagó MD. De nutrientes a patrones alimentarios: cambio de paradigma en el abordaje nutricional de las enfermedades cardiovasculares. Perspect Nut Hum. 2020; 22(1):101-111.

  5. OMS. Obesidad y sobrepeso. Actualizado 7 de mayo de 2025. Acceso 2 de julio 2025. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

  6. Clemente-Suárez VJ, Beltrán-Velasco AI, Redondo-Flórez L, Martín-Rodríguez A, Tornero-Aguilera JF. Global Impacts of Western Diet and Its Effects on Metabolism and Health: A Narrative Review. Nutrients 2023. 15(12): 2749. https://doi.org/10.3390/nu15122749

  7. Gutiérrez- Fisac JL, Royo- Bordonada MA, Rodríguez- Artelejo F. Riesgos asociados a la dieta occidental y al sedentarismo la epidemia de la obesidad. Gaceta Sanitaria. 2006; 20 (extra 1): 48-54.

  8. Marti A, Calvo C, Martínez A. Consumo de alimentos ultraprocesados y obesidad: una revisión sistemática. Nutr Hosp. 2020; 38(1):177-184.

  9. López Gómez JJ, Pérez Castrillon JL, Romero Bobillo E, Román DL.  Efecto del tratamiento dietoterápico de la obesidad sobre el metabolismo óseo. Nutr Hosp. 2016; 33(6): 1452-1459.

  10. Salas-Salvadó J, Díaz-López A, Ruiz-Canela M, et al. Effect of a Lifestyle Intervention Program With Energy-Restricted Mediterranean Diet and Exercise on Weight Loss and Cardiovascular Risk Factors: One-Year Results of the PREDIMED-Plus Trial. Diabetes Care. 2019; 42 (5):777- 788.

  11. Mediline Plus. Dieta Dash para reducir hipertensión. Actualizado 18 de octubre 2020. Acceso 02 de julio del 2025. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000770.htm.

  12. Nishi SK, Babio N, Gómez-Martínez C, et al. Mediterranean, DASH and MIND dietary patterns and cognitive function: the 2- year longitudinal changes in an older Spanish cohort. Front Aging Neurosci. 2021; 13: 1-14.

  13. Glenn A, Hernández Alonso P, Kendall C, Martínez MA. Longitudinal changes in adherence to the portfolio and DASH dietary patterns and cardiometabolic risk factors in the PREDIMED-Plus study. Clin Nutr. 2021; 40 (5): 2825-2836.

  14. Hernández Galindo HS, Alanís García E, Omaña Covarrubias A. La dieta de la milpa: como una alternativa en salud pública en el Valle del Mezquital Hidalguense, después de la pandemia de la Covid-19. Educación y Salud Boletín Científico Instituto de Ciencias de la Salud Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. 2022; 10(20): 7-20.


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